“En el principio creó Dios los cielos y la Tierra” - Génesis
1:1
Con estas sencillas palabras inicia el relato bíblico de
Génesis, y con ello la Biblia completa. A pesar de la sencillez de esta corta
frase nos permite ver que Dios es real, tiene un enorme poder creador y tiene un propósito. Como Testigo de Jehová
he aprendido que “Jehová” es el nombre
de este gran Dios. (Aunque considero que también puede ser “Yahweh” o alguna
otra pronunciación que aún desconocemos).
Tras esa frase sabemos que está la creación de todos los
ángeles, querubines, serafines y la creación de un único ser que ostenta los
títulos de “Primogénito” y “Unigenito”. Estamos hablando de “Miguel”, que en la
Tierra se le llamo “Jesús de Nazareth”;
es decir, el Mesías, el Cristo, Jesucristo…
Jehová creó todo perfecto y con el propósito de que fuéramos
felices en un ambiente paradisiaco y pudiéramos desarrollar todo nuestras
habilidades y potencial. Lo que sucedió después ya lo sabemos: La aparición de
Satanás, el pecado de Adán y Eva y la consecuente desdicha para todo ser
humano. Contrario a lo que algunos pudieran pensar, Dios sí se preocupó por los
humanos y mencionó que sacaría a la humanidad del hoyo en que había caído.
Prometió lo que menciona Génesis 3:15 “[…]Él te magullará en la cabeza (Jesús a
Satanás) y tú le magullarás en el talón (Satanás a Jesús).
Dios siguió revelando su propósito progresivamente a la
nación de Israel. De modo que deberían estar atentos a los acontecimientos y
profecías, pues la información la recibían de Jehová mismo. Aunque es cierto
que a las otras naciones no se les
reveló nada o muy poco, a futuro serían también beneficiadas.
Así paso el tiempo hasta que llegó quien terminaría con el
pecado y la muerte: en el año 29 E. C. se presenta Jesús para bautizarse y es
ungido como el Mesías prometido, las profecías así lo indicaban. Jehová había
cumplido su palabra y estaba cumpliendo con lo que se había propuesto. Mientras
Jesús estuvo en la Tierra su enseñanza y
su modo de vivir fueron tan excelentes, sorprendentes
y extraordinarios que han motivado, han
movido a la acción a una gran cantidad de personas en los últimos dos mil años.
Jesús dijo en Juan 14:3 “Vengo otra vez”, así que las
esperanzas de verlo “otra vez” empezaron desde el día que ascendió a los
cielos. La esperanza de ver a Jesús con gran poder y observar como elimina los
sufrimientos humanos es lo que ha ocasionado que se revisen acontecimientos, profecías,
ilustraciones, palabras dichas, modelos cronológicos, cuenta, suma y resta de
números y fechas. A veces lo veían
cerca, a veces lo veían lejos y otras veces, como dice el apóstol Pablo en
Hebreos 11:39 “no vieron el cumplimiento de la promesa”.
No daría tiempo
enumerar todas las fechas y veces que se ha dicho “El Fin está cerca,
prepárense…” solo para ver pasar un año más sin que nada suceda… esto ha dejado
desconfianza en Dios y en la Biblia, falsas esperanzas, grandes desilusiones y
quizás lo peor: el sentimiento de haber perdido muchos años o toda una vida en
algo totalmente vano... La última fecha, que no fue tan dramática como otras,
la acabamos de vivir este 21 de diciembre de 2012. Jehová no falta, no falla a
sus promesas o propósitos. Más bien los que han fallado han sido los que han puesto
fechas y no sucede nada.
Aquí es donde radica
lo más difícil de saber:
1.- Cual fue la verdadera razón para dar una fecha.
2.- Si el (los) que daba(n) la fecha verdaderamente estaban
convencidos de ella o no.
Si arrastraron a otros por falsas expectativas que ellos
mismos creían, quizás no sea tan grave; aunque por supuesto SÍ son responsables
de lo que dijeron; pero si dudaban o sabían que no ocurrirían los acontecimientos
que dijeron con más razón tienen una responsabilidad (culpa) mayor.
(En otra oportunidad se revisarán estos detalles)
La historia siguió su curso y el conteo de una gran lista de
fechas con la esperanza de ver el Fin del Mundo o de la venida de Cristo empezó
con más fuerza: 100 E.C., 400 E.C., 950 E.C., 1028 E.C., 1666 E.C. … y muchas otras más. En el inter de esos años empezó a traducirse la Biblia en
otros idiomas hasta traducirla en el lenguaje común de algunas naciones. ..
hasta que por fin llegamos a un periodo de interés especial: los años alrededor
de 1800 E.C.
En este periodo surge un gran interés por los estudios
proféticos y el conocimiento bíblico, consecuencia de los grandes cambios sociales
y políticos de la época. Como consecuencia surgió gran cantidad de libros como
comentarios bíblicos y textos explicativos tanto del Nuevo como del Antiguo
Testamento, así como conferencias sobre el tema.
Los acontecimientos que serían trascendentales estaban por ocurrir…
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